2/10/17

Sebas


Volvía yo del supermercado hace escasos 5 minutos y vi que había una ambulancia aparcada en la puerta del edificio. Cuando abrí la puerta del portal, me encontré por primera vez con Sebas. Tendrá unos 35 años, y está en una silla de ruedas.
Lo acababan de bajar los enfermeros desde el ático, y estaba con el vecino. Con el vecino bonachón de barba y dos perros; él ayudó a los auxiliares a pasar a Sebas a la camilla, mientras yo asistía a la escena como un espectador con una bolsa llena de comida basura.

"¿Estás bien, Sebas?" preguntó el vecino bonachón de los perros. Sebas asintió con la cabeza y acto seguido llamó al ascensor.

"Puges?", me preguntó el vecino bonachón. "Sí, sí" y como pude, subí al ascensor.

- Pobre Sebas.
- No lo conocía, la verdad.
- Vivía en el ático con su novio. Le operaron varias veces de un cáncer. Su novio también con movilidad reducida, el pobre. Se acaban de despedir. No volveremos a ver a Sebas por aquí.
- Pobre Sebas... (se abre la puerta del ascensor)
- Venga, adeu.

"Adeu" le contesto mientras salgo del ascensor. Y entré en casa. Nunca conocí a Sebas, pero me quedé con muchas ganas de llorar. Supongo que porque yo podría ser Sebas. En realidad, cualquiera podría serlo.