27/5/11

Día 70

Siempre tiendo a hacer muchas gilipolleces con mis ex. Todo a raíz de que mi chip de memoria defectuoso deja todos los buenos momentos ahí clavados, y elimina todo aquello que causó que sean ex y no parejas en la actualidad. Maldito cerebro defectuoso.


Con gilipolleces me refiero básicamente a intentar mantener una amistad, un contacto, un detalle, enviarles una canción, felicitarles por el cumpleaños... y lo único que he conseguido, en el mejor de los casos, es alguna respuesta condescendiente; por tanto supongo que me sumaré a la teoría popular de que uno debe llevarse mal con sus ex-parejas, y dejaré el lameculismo para una ocasión en la que tenga algo más que ganar.

En cuanto a mi vida de actualidad, no puedo contar cosas muy alegres. Estoy enfermo, afónico, y un poco depresivo. Me hubiera gustado trabajar estos días para sentirme útil comprobando cinturones, sirviendo deliciosos cafés marca Starbucks, o señalando salidas de emergencia, pero este maldito estúpido estado catarral me lo ha impedido.

Voy a intentar pensar en positivo para atraer así la positividad. Tengo por delante 23 días de vacaciones, un viaje a Ginebra, uno a Málaga, muchos videojuegos por pasarme, comida de mamá, la odisea de reparar yo mismo mi iPhone, abrazar a Diego, abrazar a Yanyan, que me abrace mi mamá, hacerles reír, reírme de con ellos, y olvidarme de quién soy o de dónde vengo.

Y aquí se termina esta entrada. Volveré cuando haya atraído esa positividad a la que estoy intentando invocar.

23/5/11

Día MeImportaUnHuevo

Si no fuera porque no me apetece dramatizar hoy, diría que estoy al borde de la muerte. Vuelven los mocos, el dolor de cabeza, la falta de fuerza y el dolor de espalda.


Yo lo achaco a una semana muy dura y de gran estrés. Diego lo achaca a mi mala alimentación. Yanyan a que cogí frío, y mi madre a que no tomo fruta ni pescado (que es parecida a la versión de Diego).

Como la semana que viene se presenta igual que la anterior, he empezado a atacar todos los frentes posibles con Ibuprofeno, zumo de naranja, complejo vitamínico, protector gástrico, un plátano, zumo antioxidante de frutos rojos, pulpo en aceite, un jersey gordito y apagar la tele.

Lo de apagar la tele es cosa mía, para no aumentar el grado de estrés que me produce ver el tsunami de corrupción azul que se nos viene encima. Si antes este país ya era elcoñolabernarda, después de ver que ser corrupto tiene premio a saber lo que no hacen. Un día cogeré la M-40 y tendrá un cartelito de "Vendida".


Para completar la semana del terror, ayer se me rompió el iPhone, y por algunos jueguecitos que tuve con él resulta que actualmente no está en garantía. Eso significa tener que usar Android por, al menos, cuatro o cinco meses.

El mundo parece decidido con fuerza a castigarme por vetetúasaberqué, y yo me cago en el mundo una y otra vez. Por si fuera poco, para completar la extrañísima semana pasada, recibí un correo perturbador (y perturbado) de un ex-rollo cargado de teorías conspiranoicas que dejarían a las del 11-S como hechos contrastados.

Por todo lo anterior descrito, he pensado que dejaré de intervenir cuando crea que hago algo favorable al mundo hasta recibir, al menos, una buena señal del universo. Le doy 24h (pero a cambio estoy dispuesto a aceptar una coherencia de Belén Esteban como buena señal).

Actualización a las 22:20:

18/5/11

Día 61

Mira que voy poquito a trabajar, pero basta que vaya un día para que se tenga que liar.


Me levanté a las 5:10 para hacer una basura de turno. En teoría era así: turno de casi doce horas, consistente en ir a París, volver de París, ir a Tánger, y con un poco de suerte volver de allí.

La realidad, sin embargo, y como siempre pasa, no tuvo nada que ver. Llegué a París, nublado, como siempre, y puse mi cara de "son las 9 de la mañana" mientras despedía a las 140 almas que llevamos, y me preparé para poner mi cara de "son las 9:30 de la mañana y llevo 4 horas despierto" mientras recibía a los 150 inoportunos que querían volver a Madrid el lunes a las 10.

Inoportunos porque no tuvieron ninguna consideración con mis pocas ganas de trabajar, y segundo porque no tenían ni idea de lo que iba a durar el vuelo en realidad.

Una vez colocadas todas las maletas a presión en los compartimentos superiores, una vez sentados todos los inoportunos en sus respectivos asientos, y con todos sus iphones encendidos -está apagado, ¿no ves que si le doy al botón de arriba se apaga la pantalla?- despegamos sobre las 10:12.

20 segundos después, un sonido a filtración de líquidos recorría toda la cabina. Era desconcertante. Y sólo desconcertante hasta que, justo a mi espalda, en la cabina del piloto, comenzó a sonar un pípípípípípí. Fue entonces cuando pude poner en práctica la cara de "no pasa nada, todo esto es normal, pero que alguien me pase mis calzoncillos de repuesto".

De repente, dejamos de ascender, y el comandante llamó al sobrecargo a la cabina. Habíamos perdido uno de los sistemas hidráulicos, por lo que había que regresar a París. Declarada la emergencia al aeropuerto, se hizo un anuncio en inglés y español a los inoportunos explicándoles la avería muy por encima, y diciendo que aterrizaríamos en París nuevamente pasados unos minutos.

Tras ir al baño y cambiarme los calzoncillos de Wolverine por unos más serios, al nivel de las circunstancias, preparamos la cabina para un posible aterrizaje de emergencia.


Si debo ser franco, agradezco que no hubiera una emergencia, porque el 90% de los inoportunos eran franceses, y no entendían muy bien nada de lo que les decíamos. Prueba de ello es que tras 30 minutos de vuelo, momentos antes de aterrizar en París de nuevo, uno de los franceses sentados en primera fila exclamó: "¡Vaya, también está nublado en Madrid!".

La carcajada que me produjo era del todo oportuna, porque por unos segundos olvidé los riesgos y la seriedad y las formalidades.

Os cuento el final, que si no no tiene gracia: tres horas más tarde nos dieron otro avión que había por allí, volvimos a realizar el embarque, yo con mi cara de "son las 14:30 y quiero irme de París", y llegamos a Madrid sobre las 16:15. ¿Que qué pasó con el vuelo a Tánger?. Pues lo hizo otra gente, porque de lo contrario habría puesto yo mi cara de "me cago en vuestra puta madre" y la cosa no habría terminado bien.

Mañana repito turno. ¡Deseadme suerte!

15/5/11

Día 58

Vaya, parece ser que Blogger vuelve a funcionar, e incluso me ha devuelto mi última entrada.

He aprovechado este descanso en la publicación de entradas para dedicar mi tiempo a otras cosas (lúdicas y ociosas todas ellas). Llevo una vida totalmente similar a la de Carmen Lomana; es un no parar de salir, no trabajar, y comer en Burguer King.

También estamos dedicando muchas horas a sesiones de cine YY, SL y yo. Ayer, por ejemplo, tocó sesión de cine reciente con "Los 3 próximos días", en la que un padre de familia intenta recuperar la vida que la injusta justicia norteamericana le ha robado. Es la típica peli que no sabes si clasificarías de drama, acción o ciencia ficción.

También dedicamos algunas noches a ver cine del clásico. Bueno, de mi cine clásico. El miércoles pasado vimos Aladdin... ¡llevaba años queriendo volver a verla! Recuerdo que la última vez que la vi tendría unos 12 o 13 años y por aquel entonces Aladdín me parecía un ejemplo a seguir. Un chico de éxito que tenía un genio en una lámpara y además un enormísimo corazón por liberar al Genio con su último deseo.

Esta vez, síntoma de que ya debo ser una de esas aburridas personas mayores, me ha dejado flipado cómo Aladdín que de tan puro corazón presume, utiliza su primer deseo en convertirse en príncipe, cuando poco antes iba de buenecito salvando a un niño hambriento de un latigazo.

Pero vamos a ver, Aladdín... si hasta la peor de las Mises sabe que el primer deseo es "La paz en el mundo" y el segundo "Acabar con el hambre y la pobreza"...

Desde luego Disney en mis tiempos se saltaba toda la parafernalia de la corrección moral; monos cleptómanos, protagonistas egocéntricos que aspiran a ser poderosos príncipes o sultanes.... porque reconozcámoslo, después de ver Aladdín a cierta edad, uno se da cuenta de que nunca le interesó la princesa más que para sexo, hasta que descubre quién es y quiere ser Sultán.

Aún así sigue siendo un peliculón, gracias sobre todo a la magia que derrocha el Genio en todas sus intervenciones.

Y hablando con Diego de cine, llegamos de algún modo a 500 days of Summer. Le decía que lo peor de esa película es que es real como la vida misma. Y de algún modo también es lo mejor. Recuerdo con especial tristeza esta escena en la que Tom acude a la fiesta de Summer, con la ilusión de que en esta ocasión, la realidad estará a la altura de sus expectativas.


¿Quién no se ha sentido así alguna vez?

Supongo que en la vida real pasa justo al contrario que en las películas. Mientras en el mundo del cine es raro encontrar una película que acabe mal, en el mundo real es difícil tener un final feliz.

11/5/11

Día 54

Llevo varios días evitando llamar al casero. Principalmente porque ya van dos meses que no me pasa las facturas de la luz, y me da pánico que la cifra sea tan desorbitada que le de vergüenza enviármelas. Por otra parte, es primordial que le avise que a través de la mampara del baño se cuela más agua que a las bodegas del titanic o pronto mi ducha será ducha/bañera/piscina.

Hoy pasé largo rato pensando en qué habría sido diferente mi vida si hubiera sido heterosexual. Probablemente no viviría en un Loft, y probablemente sabría arreglar yo mismo el escape de la mampara. Lo más probable es que tuviera otro trabajo, y tengo la sensación de que dedicaría muchísimo menos tiempo a pensar chorradas. Por lo tanto tampoco tendría un blog. O quizás sería un blog temático, centrado en alguna de mis aficiones. Motos, o fútbol, o chicas en bikini.

También creo que tendría una relación estable, con una chica maja, regordita a la que le encante la cocina y las tareas del hogar.

Creo en las parejas heterosexuales porque se complementan bien. O al menos suelen hacerlo. Coger a dos tíos y juntarlos es como poner dos imanes de la misma polaridad a escasos milímetros y pretender que se queden ahí. Los chicos somos un desastre, competitivos hasta el extremo. Ya no es que no nos guste perder al Smash Bros como les pasa a algunos de mis amigos (ejem), sino que todo es una comparación constante. Un 'quienlatienemásgrande' en todos los aspectos de la vida y de la relación.

Tendemos, encima, a asumir que como nuestra pareja es también un chico, debemos esperar lo mismo de él, que lo que esperaríamos de nosotros mismos. En las parejas heterosexuales se da por hecho que se trata de personas con muchas diferencias que se complementan, pero aquí todo parece mucho más complicado, y para mi gusto también absurdo.

Tendría un coche más caro que mi tele, y no al revés. Destinaría un porcentaje de mi sueldo a la compra de condones porque seguirían sin gustarme los niños, y a mi novia regordeta no le gustaría la píldora. Mi madre me querría menos, y yo dejaría de intentar arreglar el mundo en cada charla o cada entrada.

10/5/11

Día 53

Hoy me ha ocurrido lo típico de que tuve una idea. Algo de lo que venía a hablar, o quejarme, o meditar. Entonces entro en Blogger.com, le doy a "Nueva entrada" y FLASH. Me quedé en blanco.


Tampoco es de extrañar, en un día en el que decir que ando disperso es un eufemismo para no decir claramente que estoy gilipollas. De estos días en que bajas hablando por el móvil a coger agua, y cuando subes te has dejado el móvil, y cuando bajas a por él, te bajas con el agua y te la dejas allí al subir con el móvil.

Sí, uno de esos días en que ningún pensamiento se abre y se cierra, sino que todos se abren y quedan en esa nebulosa de cavilaciones y elucubraciones de la que sabes que nunca volverán. No habrá final feliz para ninguno de los pensamientos de hoy. Muchas miradas perdidas, muchas frases sin sentido, y mucho paso en falso.

Algo no va bien. Es el único pensamiento recurrente que entra y sale de la nebulosa sin traer consigo ninguna novedad. Algo no va bien. De acuerdo, algo no va bien ¿pero qué es? ¿será conmigo? ¿será a mi alrededor?

Está bien, he aceptado que nunca sabré lo que es. A cambio, exijo como parte del trato, que este estado de estupidez permanente termine cuanto antes. Lo mismo me da la risa floja que me entran ganas de llorar. Lo mismo me pega escuchar "Raise your glass" que de repente me pongo melancólico con "Bizarre love triangle". Si no fuera porque aún me deberían faltar un par de años, consideraría la menopausia masculina como una seria opción.

También tengo últimamente la sensación de que el mundo es una cosa extremadamente inestable. Que un mal paso y se irá todo a tomar por culo. Es más, el sábado mientras bajaba las escaleras, un escalón se hundió literalmente cuando pisé uno de sus laterales. Llamadme paranoico, pero quizás sea una señal. Y quizás también explique el cómo me partí la crisma bajando las escaleras a oscuras.


Y hablando de cosas que se hunden a mis pies, el plan de volver a Berlín con Diego y Yanyan se hundió también. Para eso están los planes, al fin y al cabo. Si no existiera la posibilidad de que se jodan lo llamarían... no sé, sólo "hacer cosas", a secas.

A cambio, he hecho otro plan, y es ir a Suiza. A conocer Ginebra, concretamente, unos días a principios del mes que viene. Allí los hoteles cuestan una fortuna; de mínima 500€ cada noche, por lo que hemos decidido pasar el día en Ginebra, y huir a Francia para dormir. Será como exiliarnos cada noche huyendo de los puñales de los empresarios hoteleros suizos. Toda una aventura oiga...

Y Berlín puede esperar. Y tanto que puede esperar.

8/5/11

Berlín

Definitivamente quiero hacerme alemán. Quiero recoger mis bandejas en el McDonald sin sentir que hice algo heroico. Allí todo se recicla. La basura del metro no iba a ser excepción. El metro es de libre acceso. No hay torniquetes para entrar ni para salir.


Son E-D-U-C-A-D-O-S. A todos los niveles y en todos los rangos de edad. El carril Bici se extiende por toda la ciudad.

Los alemanes están muy buenos. Combinan cosas rarísimas vistiendo pero nadie jamás les mira. Allí nadie mira a nadie.

En el McDonalds la bebida puede rellenarse tantas veces como uno quiera, la mayonesa no es una salsa mística extraida del pelo rubio de los dioses griegos por la que hay que pagar 0,30€, y... el motivo más importante por el que quiero ser alemán...


Sí, no es photoshop. En Alemania el McRib sigue sobreviviendo al paso de los años, y yo sigo sin entender que desapareciera de este país sin dejar rastro. Y por si no fuera poco tienen Dr Pepper.

No sabía qué fotos colgar, así que dejo las 5 o 6 que más me han gustado para deleite de los que no sepan de fotografía.




Aproveché este viaje también para hacer una última incursión en mi pasado (ese que llevo un par de meses intentando cerrar), hablando con mi ex (al que no le gustaba compartir las recetas). Fue muy agradable. Me refiero a la experiencia, porque a él le faltó poco para mandarme a tomar por donde la espalda pierde su nombre. Menos mal que aún no han inventado el envío de TNT por whatsapp o ahora estaríais recogiendo mis pedacitos esparcidos por la puerta de Brandenburgo.

A través de las pocas palabras que intercambiamos, creo que quiso dejarme ver que me dejó porque no le gustaba mi buena relación con mi ex, que de aquello resultó que me pusiera los cuernos con un amigo mío y por todo lo anterior se dio cuenta de que todo lo originó mi relación con mi ex. Por tanto, aprendió que no hay que relacionarse con los ex y de ahí que no me dirigiera la palabra.

Vamos, que se lo comenté a Almodovar de buen rollo, y me dijo que era demasiado enrevesado para su próxima peli. Pero quizás para la siguiente.

Por otro lado estoy planeando volver a Berlín a principios de junio. Me gustó tanto que cuando estaba allí hasta recogía la mierda de los demás en el McDonalds, para ver si me concedían la ciudadanía por buena conducta. Esta vez me gustaría volver con más amigos. No tengo nada en contra de Raquel, es un sol y lo pasamos genial juntos, pero se negaba constantemente a salir de fiesta.

De momento se han apuntado Yanyan y Diego, pero si alguien más quiere, cuantos más seamos, más barato el alojamiento y la comida :D. ¿Hola? ¿Alguien?

3/5/11

Día 46

Le decía a Diego que yo viajo porque estoy de vacaciones y es lo que está bien visto, pero realmente me da una pereza...


Ojo, que me encanta conocer nuevas ciudades y ver mundo, pero todo lo que implica viajar hace que, dada la imposibilidad de teletransportarme, preferiría cortarme las venas a someterme una vez más al martirio de hacer maleta, llegar al aeropuerto, pasar el control de seguridad, hacer la cola del embarque, sentarme junto a la familia con dieciseis niños, comprimir mis piernas a tamaño low cost, esperar junto a mogollón de personas ansiosas por bajar de ese tubo, salir a la zona de llegadas donde ohquécasualidad no me está esperando nadie, y llegar al hotel/casadeacogida donde por fin me desplomo y me da hambre.

Dicho esto, hoy me voy a Berlín. Voy a conocer una de las ciudad de mi lista, y eso me hace ilusión; lo que ocurre es que siempre organizo los viajes pensando en el "veryconocer" omitiendo por completo el "cómocoñovoyallegarallí" y me emociono de más.

Está bien saber lo que me agota psicológicamente preparar un viaje con vuelo directo a Berlín, porque me hace meditar que quizás no estoy preparado para ir a Alaska con veintitres escalas como casi preparo el año pasado.

Anoche salimos a cenar. Ellos lo negarán, pero sé que fue para celebrar encubiertamente que me marcho cuatro días. Aún así lo pasamos muy bien; hicimos aquello que tanto me gusta de mezclar a dos grupos de gente y ver cómo funciona. Y fue muy bien, tengo que reconocerlo. Claro que con Eloi y Yanyan es todo mucho más fácil. Ellos compensan con creces mi asocialidad, dejándome en la cómoda posición de observador activo. Ya hemos ido tanto a ese restaurante que empiezo a coger cariño a los Fúwùyuán -o camareros-.

En fin, que me he extendido más de la cuenta para justificar mi ausencia durante los próximos días, me da.

1/5/11

Día 44

Hoy llevo planteándome todo el día en si debo rendirme en alguna de mis empresas o no. Tengo varias. Algunas en el terreno profesional, otras en el terreno del ocio, y algunas en el terreno sentimental.

情歌 - Love song

Sentimental de amistad, principalmente. No me gusta que así sea, pero reconozco que está socialmente aceptado que cuando alguien habla de sentimientos está hablando de sexo o algo más.

Y llevo todo el día pensando en esto porque me cuesta muchísimo rendirme siempre. A veces incluso, me agarro durante años a cosas que ya he perdido. ¿Cabezonería? ¿Romántico? ¿Loco? Probablemente "sí, sí y sí". Si fuera una persona que se rinde más fácil aprendería de los errores y los fracasos, seguiría adelante y emprendería nuevos proyectos corrigiendo lo que falló entonces.

Y todo esto me atormenta hoy porque mi estilo de poner parches infinitamente no da resultado. Lo sé desde hace mucho, pero no lo terminaba de asimilar nunca. Si yo fuera una ciudad sin lugar a dudas sería Lisboa, llena de edificios viejos y a duras penas remodelados. Suelos centenarios por los que duele caminar, tranvías que se pintan de vez en cuando y siguen adelante... allí donde las cosas no se cambian ni aunque ya no funcionen.

Pero Lisboa tiene suerte, probablemente dentro de cien años Lisboa seguirá ahí. Yo no. Empiezo a estar cansado de mi método que no funciona, y he pensado que mi nuevo proyecto será aprender a dejar ir las cosas. En dejar ir a la gente que no quiere estar. En dejar ir los proyectos que no funcionaron.

La canción de hoy se llama "Love Song", y trata del primer amor que ya no volverá. Como mi primer y último amor. Tampoco va a volver, tiempo de dejarlo marchar a nivel razón y corazón. Me acordé de él viendo Juno, que es una de mis películas favoritas, y la vi por primera vez en su cama una calurosa noche de verano. "Vaya, no ha cambiado nada... la banda sonora sigue siendo tan genial... eh... un momento... ¿yo también sigo igual?".

Por eso las calles de mis sentimientos tienen que reconstruirse ya. Igual que los edificios de mis proyectos profesionales y ociosos. Tengo que ponerme manos a la obra y traer la dinamita. Con un poco de suerte no me enterrarán los escombros de mis viejas construcciones.

Además, está bien saber que cuando necesite mano de obra barata siempre podré recurrir a los de siempre }:).


Gracias por estar ahí.

P.D: Hoy vi la película con Diego y Yanyan. Ya que el post ha quedado una mariconada total, y no hay vuelta atrás, déjame decirte Diego que eres de esa gente difícil de encontrar :).