31/5/08

La lógica de lo absurdo

Odio convertir banalidades en trascendentalidades. No estoy negando la posibilidad de caer yo en ese horrible fallo, lo que me resulta preocupante es que en mi trabajo de eso dependa un ascenso, o un despido.

Y es que en mi empresa está bien visto convertir trascendentalidades en banalidades, pero mucho ojo con hacer lo contrario.

- A fulanita se le ha muerto la hermana y no vendrá a trabajar.

- Claro, y seguro que el entierro es en la playa, ¿no?

- Jejeje

- Jeje jeje

Sin embargo, me choca que varias horas más tarde se produzca una conversación del ejemplo opuesto:

- Verás jefa, no se han cargado los menús del trayecto Málaga - Madrid, y la gente ha tenido que descubrir qué es lo que había para comer utilizando el sentido de la vista. (HORROR)

- ¿Qué? ¿CÓMO ES POSIBLE?

- Pues porque sí, debió ser un fallo de catering el no cargarlos, y fallo nuestro el no darnos cuenta de que no estaban.

- Madre mía, si es que no se puede una fiar, ¡Y AHORA QUÉ DIRÁ RENFE!

Y por eso yo no asciendo. Me importa un pito que no haya un absurdo menú en un tren absurdo. No entiendo el problema tan grave en que la gente no pueda leer 'Estofado de ternera con patatas al horno" y tenga que adivinarlo echando una mirada. Me importa un pito aún más grande que la película no tenga subtítulos en Español (porque sí, en la renfe las películas van en español con subtítulos en español), y de verdad que no me sale hacer de nada de eso un drama.

Lo que no estoy seguro es de quién cambiará antes... ellos, o yo.

27/5/08

Borrador

Creo que una de las tantas claves de la felicidad (aparte de querer ser feliz) es tener un nivel de aspiraciones y pretenciones al nivel de tu estatus, tu poder adquisitivo, y tu situación en cada momento.

También he oído que para ser feliz hay que aprender a valorar los pequeños detalles. Un amanecer, que pongan tu canción favorita en la radio, dormir una hora más, una llamada inesperada, etcétera. Yo creo que en eso se equivocan, y más bien diría que es lo contrario. Para apreciar esas chorradas hay que ser feliz primero.

Sea como sea, hace un par de días potencié mi felicidad al encontrar que, en la tienda de abajo de mi casa, venden un montón de chucherías argentinas que me recuerdan a mi más tierna e inocente infancia. Bananitas dolca, bocaditos cabsha, alfajores de dulce de leche, dulce de batata y chocolate.

22/5/08

Palizas bienvenidas

Ayer, en las noticias, vi una imagen de un supuesto vídeo de YouTube, en el que lanzaban a un gato varias veces contra el suelo hasta conseguir partirle la columna, dejándole morir sin posibilidad de moverse.

Por desgracia no se trata de un caso aislado de maltrato orgullosamente aireado. Creo que todos hemos visto recientemen al diputado del PP matando gatitos a pedradas, y algunos conoceréis el caso de Guillermo "Habacuc" Vargas, un supuesto artista , cuya gran obra fue capturar a un perro callejero, atarlo en una galería y dejarlo morir de hambre, junto a un mural hecho con pienso para perros.

Creo, sin caer en la impulsividad, ni guiado por la rabia, que todos necesitamos una buena paliza alguna vez. Y no hablo de una paliza dialéctica, o una paliza sentimental. Hablo de que en algún momento de la vida, lo que necesitamos es que nos peguen tan fuerte que volvamos a la tierra, volvamos a sentir el dolor físico, y volvamos entender que no somos dioses. Que el sufrimientos que podemos causar a un pobre animal no es algo virtual, algo que no se siente ni se padece, y, por supuesto, no es algo divertido.

20/5/08

La compañera 10

Tengo una comapañera de trabajo que me adora. Bueno, hay tres o cuatro compañeras azafatas que me adoran, pero una de ellas con especial intensidad. Pilar tiene treinta y muchos años, y a decir verdad, lo único que compartimos es puesto de trabajo (y a medias, ya que ella es jefa y yo peón).

Aún así ella se preocupa más por mí que muchos de mis amigos, y no lo digo por decir, ella se ofreció a prestarme 600€ cuando libraba mi batalla por un salario digno (o cualquier salario), me trae dulces sevillanos cuando va a su tierra, cambia sus turnos para trabajar conmigo, y cuando lo hace, me lleva la cena al tren para que coma algo. Bueno, y cuando no lo hace.

Ayer fui a trabajar y en la oficina había una bolsa muy grande con un post-it pegado que decía "NO TOCAR, Sólo pabli". La cogí discretamente y la metí en mi maleta sin llamar mucho la atención, pensando que sería algo similar a cuando me presta películas de contrabando aprovechando su puesto de jefa de tripulación.

La bolsa pesaba demasiado para ser un triste DVD, pero dije "lo mismo es toda la filmografía del AVE". Bien entrada la noche, al llegar a casa, empecé a sacar de la maleta toda la leche robada, y la bolsa.

La abrí pensando en qué tipo de película me apetecía ver esa noche, pero me encontré con un bocadillo de tortilla, una pera, y un montón de dulces surtidos, fabricados por las monjas cisterrienses de Sevilla, acompañado todo ello por una nota que decía "para que hoy tampoco pases hambre, y espero que disfrutes los dulces con los tuyos".

Me quejo de un montón de cosas de mi trabajo, pero desde luego ella es de esas pocas cosas que me hacen sentirme bien aquí.

17/5/08

Under pressure

Oh, dementor joven de espíritu y experimentado ladrón de sonrisas. Han cambiado muchas cosas, sobre todo las malas, y estamos recuperando muchas de las cosas buenas. Yo vuelvo a escribir, tú vuelves a escribir, los dos volvemos a leer, y, por seguir con éste fabuloso regreso al pasado donde volvemos a escribir, a leer, y a dedicarnos canciones, si me lo permites... yo vuelvo a regalarte cosas que ya tienes.

15/5/08

El desastre del cura en globos de colores

La historia es tétrica, pero a la vez absolutamente desternillante. Pongámonos en situación.

Un cura brasileño pretende batir un record guiness, consistente en volar durante veinte horas hasta el país vecino, ayudado sólo por un teléfono móvil y un GPS. Suena tan poco serio, que ni el cura debió prepararse para la odisea.

De Carli, el que pasará a la historia como el cura de los globos, despegó en Brasil el domingo 20 de abril a bordo de... un millar de globos de fiesta, con destino Panamá. Al parecer, durante la travesía cambió el tiempo, sorprendiendo al cura grandes vientos a altitud de crucero, que le hicieron desviarse de la ruta y perder el control del aparato de los globos. El cura, que era un cura de recursos y estaba bien equipado, pensó que era un buen momento para aprender a usar su GPS.

Le habían dicho "Si te ves en problemas, tú saca el GPS", pero probablemente ni sabía lo que era un GPS ni entendía cómo aquel aparato que no había visto en su vida le iba a ayudar con eso. Por no desconfiar, sacó el GPS, pero probablemente el gadget no estaba preparado para un viaje en globo.

Yo lo entiendo, si yo fuera un cura en globo y viera "¿Desea evitar las autopistas con peaje?" no sabría que diablos contestar. Él llamó a tierra usando su otra gran baza, el teléfono móvil, para intentar que desde tierra firme, alguien le ayudara a usar el maldito GPS. No sabemos si consiguió hacerlo funcionar o no, pero a juzgar por el desenlace de la historia, aunque lo hiciera no le sirvió de mucho. Se perdió el rastro del cura poco después de finalizar la llamada, 8 horas después de despegar.

Días más tarde, se encontraron flotando en el mar parte de los miles de globos que llevaron al cura de la tierra al cielo y, por lo que se puede entender, allí le dejaron.

El cura disponía de licencia en vigor para el vuelos en globos, y acumulaba más de 4 horas de experiencia desde que en enero voló desde Panamá a Argentina. No se ha encontrado la caja negra de los globos, y se abandonó la búsqueda del pobre Padre el domingo pasado, dándole por muerto/desaparecido.

11/5/08

La azafata pedorra

El otro día fui a comer a casa de mis padres para aprovechar mi día libre en cumplir con uno de esos compromisos familiares que ni te terminan de molestar ni te terminan de apasionar.

Volviendo en el cercanías, leyendo una revista y aprovechando que llovía para mirar por la ventana, me percaté de que se subía al tren una muchacha uniformada, de unos 26 años, con una sonrisa enorme y una chapita con su nombre, y el nombre de su aerolínea 'Thomas Cook".

Se sentó a mi lado, y yo ya, a éstas alturas, tengo deformación profesional. Yo veo a alguien uniformado y saludo. Es una sana costumbre, porque es educación al fin y al cabo, pero cuando vas vestido de calle y saludas a la de la limpieza, incluso ella te mira mal, y por lo general ni te suelen contestar.

-"Hola, buenos días" La chica se lo tomó como si yo fuera su admirador y se puso a charlar como si fueramos amigos íntimos. - "Ay, lo de buenos días no sé yo... no me apetece nada irme ahora a Londres, de verdad". -"Ajá...", contesté una vez me di cuenta de mi error. -"Es que aquí donde me ves, la vida de una azafata no es nada fácil". Sonrisa pícara, pero me negaba a contestar.

-"Bueno, por lo menos conoces gente, y un montón de sitios, la verdad, merece la pena porque ves cosas que la gente no verá jamás". Empezaba a estar molesto, porque la información de la revista me resultaba infinitamente más interesante que su conversación.

-"Debe ser un trabajo apasionante, pero si me disculpas, me bajo aquí", le dije. Y me bajé corriendo en una parada cualquiera para intentar cambiar de vagón sin perder el tren.

Perdí el tren, pero mereció la pena.