25/6/11

Día 99

Hay días que tengo mis propios bajones emocionales, y otros en los que están inducidos por algo. O alguien. Yanyan tiende a no comprender que hay temas que es mejor no tocar, y se ha pasado una semana intentando que yo vaya al concierto de My Chemical Romance. Y mientras ellos cantan Helena en la complutense, yo he venido a desahogarme aquí.


Por supuesto que no tengo nada contra MCR, pero hay cosas del pasado que, por muy pasado que esté, prefiero dejar en el baúl que escondo en el desván de mi corazón. Con algunos recuerdos pasa como con ciertos objetos; sabemos que no necesitamos volver a verlos pero son lo suficientemente importantes como para no tirarlos.

Sí, mi corazón tiene un desván. Un lugar pequeñito donde guardo canciones aún más pequeñitas, pero inmensamente valiosas. Microscópicas botellitas que sin embargo guardan, entre todas ellas, la esencia completa de mi vida entera. Cada botellita, aparte de una canción, guarda un aroma y un momento.

La botellita que Yanyan me obligó a abrir guarda la esencia del momento en que me independicé, en el que tuve mi primera pareja (a la que he querido muchísimo) y mi primer trabajo estable. Pero sobre todo es a Jorge a quien invocó con su insistencia. Descubrí a My Chemical Romance cuando era un retoño, a través de un concurso que hizo por aquel entonces en su -hoy difunto- blog.

Aún recuerdo cómo lo amañó para que ganara yo, y ganara la entrada del concierto de Evanescene para la que él también tenía una. Fue, visto en retrospectiva, lo más romántico que nadie haya hecho por mí. Durante la relación le dije mil veces: "sé que cuando sea mayor te echaré de menos como nunca eché de menos". Y hoy sé que, pese a todo lo que le puedo echar de menos, le echaré mil veces más de menos de aquí a 5 años. No hablo de sentimientos superficiales como los que sienten las parejas, sino de querer a personas por las personas que fueron y son.

Sí, aunque es poco convencional, conocí a mi primera pareja cinco años atrás, por este mismo blog al que hoy vengo a hablar de la esencia que quedó de todo aquello.

A ratos es triste pensar en cómo este rincón nos sobrevive a todos. Cómo sobrevive a muchas amistades, a muchas relaciones, a muchos recuerdos y a muchos sentimientos que ahora están en el baúl. Da especial yuyu pensar que me sobrevivirá a mí. Algunos pensarían que está guay que la gente que me recuerde pueda venir a recordar cómo pensaba o las chorradas sobre las que divagaba durante años, pero a mí me suena más a mensaje de ultratumba que nadie querría leer, que a melancólica visita.

En cualquier caso, probablemente la canción que he compartido hoy aquí, sea la que más esencia guarda de toda mi vida. Su botellita no sólo guarda la canción más bonita, el más largo de los momentos, ni un sinfin de aromas, sino que guarda las más felices y más tristes de todas mis lágrimas.

Y ahora, con vuestro permiso, vuelvo a ponerla en el baúl.

2 comentarios:

Walter dijo...

jo...

Anónimo dijo...

Quizás no tenga que dejar comentario aquí en vez de hablar directamente contigo en cualquier momento, pero si pensabas que te obligaba a ir a ese concierto sin comprenderte, te pido perdón aquí enfrente de todo el mundo. Yanyan

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