15/8/17

Your name.

Os conté que hace un par de días salí de Japón. De Japón me traje algún que otro disgusto, varias alegrías y un par de miles de yenes sin gastar. Quizás calculé mal.

En esta ocasión tuve la suerte de volar en una compañía nipona hasta Taiwan, en la que pude disfrutar de un servicio excelente, como aquellos que solían dar todas las aerolíneas en los 80. Y no quedó ahí la cosa; entre la selección de películas encontré una que hacía ya tiempo quería ver. Your name.

A "Your name" se le ha dado mucha publicidad y eso me hizo pensar que quizás era puro marketing, pero... ¡Ay! Teníais que haberme visto evitando pestañear para no mojar en lágrimas mi ternera con salsa teriyaki.



¿Le has dado ya al Play? No os voy a contar nada sobre la película, por si quedase alguien que pasara por aquí y no la hubiese visto aún, pero tiene mensajes profundos, embellecidos con una animación preciosista y una banda sonora rompecorazones que le viene que ni pintada.

El viaje asiático está llegando a su final. Me gustaría decir que me da pena, pero el clima en Taiwan es irrespirable fuera (44º de sensación térmica) e iglú en las tiendas e interiores, una combinación que nos trae a mí y a mi resfriado (con el que tengo una relación más larga que algunas amistades) por el camino de la amargura. Sumado a una época de emociones fuertes, le comentaba hoy a alguien que llegó el momento del parón. De pisar el freno, y reflexionar en casa, sentado junto a un mate, hasta recuperar las energías que me vienen faltando.

Creo que haber retomado esto contribuye a ese "reflexionar" que tan olvidado he tenido en esta última etapa de mi vida. Razonar y actuar, en lugar de hacer todo lo contrario.

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