Un ficus, por favor

¿Sabéis eso de cuando has perdido la esperanza en volver a encontrar el amor? ¿Y sabéis aquello de cuando piensas que vas a morir solo y te compras un ficus? ¿Y aquello otro de cuando has perdido la ilusón y aparece la persona que te la devuelve?

Pues yo no.

Tal es la situación actual que ayer salí a comprar un ficus. No ya por no morir solo, sino porque sospecho que mi bambú de la suerte me roba la energía positiva para crecer. Estaba en esas cuando de repente me llamó ÉL. En 12 minutos y 53 segundos mi visión de las cosas había cambiado. Estaba convencido; la idea del ficus ya era historia, quemaría mi bambú de la suerte y el mundo volvería a brillar. Esta vez no se trataba de un cuelgue, o de un EST como los demás; las cosas habían ido pasito a pasito y con la brújula en la mano para no perder el norte.

Ya está, abandoné la tienda de ficus para solteros y salí corriendo a casa a contárselo a mi amigo Epi. "Epi, tío, ¡que me ha llamado ÉL!". Después de dialogar largo y tendido sobre lo especial que era, lo que nos atraíamos y lo bien que estábamos juntos, me dijo "ÉL no será el ÉL de pelo largo castaño y ojos claros del otro día, ¿no?". "Sí, ¿por qué?" pregunté inocentemente... "Oh.. lo siento, pero nos liamos anoche..."

Moraleja: a) Epi es demasiado guarra. b) Los ficus no están tan mal... ¿verdad?