4/4/11

Día 17

Aunque me considero un 'lobo solitario', debo reconocer que me gusta la sensación esa de que no me dejen en paz de vez en cuando. Y la verdad es que desde que empezaron las vacaciones me he sentido así la mayor parte del tiempo.


Especialmente este fin de semana, que con la visita de José y Bego, he dormido 10 horas en total, habré caminado más que los protagonistas de The Way Back, y he consumido más litros de alcohol que los que compra el Gregorio Marañón. Cada año.

Por eso tengo la sensación de que lo pasamos genial, y a pesar de las lagunas espacio-temporales, las pruebas gráficas que han ido apareciendo parecen confirmar lo que mis recuerdos intuían.

A pesar de los buenos momentos, de los efectos analgésicos y desinhibidores del alcohol, y el cariño de mucha gente, a ratos aún siento que me acompaña aquella canción de El sol no regresa.

Ayer hubo algo así como una marcha Zombie por Madrid. Nos costó horrores encontrar algún sitio en el que cenar por el centro, ya que todo parecía un escenario del próximo Resident Evil, pero finalmente encontramos un pequeño restaurante de comida casera en el que todo estaba bastante bueno. Eso sí, el vino de la casa tenía un sabor muy cercano a lo que sería mezclar alcohol 96º con la tinta de un calamar. Disgusting.

A los tres tragos ya hacía eses para ir al baño. Momento que quedó guardado en la cámara de bego, en lo que sin duda es la foto en la que mejor salgo de todo el fin de semana:


¡Os podéis imaginar cómo son el resto!.

Eso sí, pese a la sensación de estar bebiendo alcohol de curar, sus efectos cumplieron a la perfección, porque hacía meses que no estaba yo tan sociable como ayer. Es más, no sólo hablé con mis amigos y con los amigos de mis amigos, sino que le dediqué diez minutos enteros a un hombrecillo rarísimo que, en un intento de algo impreciso, estuvo contándome largo y tendido lo mucho que le gustaba mi camiseta, y todo lo relacionado con Otto, the automatic pilot. Es más, reaccioné súper bien cuando me dijo "¿Te importa si te espero en la puerta del baño mientras vas a mear?".

El domingo nos tocó un día lluvioso como hacía varios meses que yo no veía, y con el paso de la tarde a la noche, poco a poco las visitas se fueron marchando y dejando esa paz que no estaba muy seguro de si echaba de menos. En general fue un fin de semana muy grande, aunque tras varios tequilas, sigo con la sensación de que las nubes se van pero el sol no regresa.

1 comentarios:

Begoña dijo...

Y el camarero? dónde te lo dejas? :P jajaja :)

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