1/9/09

40 horas, 22 minutos

Son las 2:22 AM. Noto obstrucción en la faringe y eso me desespera. No puedo tragar mi propia saliva sin que tenga que atravesar esa especie de moco enorme, que decidió que no había lugar mejor para tener familia que mis pobres vías respiratorias. No poder tragar bien es espeluznante. Me envenena, me desquicia y me desordena las neuronas.

Se supone que en el blog uno nunca debe escribir colocado o con acusada falta de sueño, pero si me rigiera por mis propias reglas me temo que no volvería a escribir más.

Un poquito de omeprazol por aquí, con unas gotas de almax forte por allá. Tres de tiamazol rallado y 1mg de clonazepam ansiolítico. Añadimos un sobre de ibuprofeno para desinflamar las vías, y bisolvón por si realmente hay algo que expectorar ahí. Agitamos fuertemente hasta que el almax lo haya envuelto todo de ese espesor tan asqueroso y característico. Añadimos al combinado 500mg de antivirales naproxeno, y listo.

Ese fue mi postre esta noche, y así me encuentro ahora, esperando a que TMZ.com venga a mi casa a ver qué de todo me mató en realidad, y al fin descansar.


Llega un momento en que todo se prueba para poder conciliar el sueño. Llevo 40 horas y 22 minutos sin dormir y no tengo sueño en absoluto. Le he cogido miedo a acostarme porque lo asocio a que se terminó la distracción y comienza el carraspeo, el no poder tragar y lo peor de todo: no poder pensar en otra cosa.

Ante todo quiero dejar claro que esto no es un homicidio, que mis drogas también son recetadas y que me siento igual que una bomba de relojería. Y si ya de por sí soy de explosionar fácil...

1 comentarios:

Pablo dijo...

Justo al darle a publicar me ha aparecido el siguiente anuncio de Adsense:

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¡Qué miedo!

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