Vamos, la típica historia que a cualquiera le gusta oír cuando llega a trabajar a un sitio.
En esta ocasión me han contado una historia mucho más bonita. Las compañías españolas ponen nombre a cada uno de sus aviones, así en Spanair podemos encontrar a "Camilo José Cela" o a "Placido Domingo", y en Iberia el "Cueva de Nerja".
easyJet no pone nombre a sus aviones, salvo a uno llamado "Daniel Swaddle", en honor a uno de los pilotos más jóvenes del mundo, que obtuvo su licencia de vuelo a los 17 años, pero que no pudo llegar a cumplir su sueño de ser piloto de easyJet porque le ganó la jugada el cáncer.

Así, la compañía decidió nombrar uno de los 737-700 de Gatwick con su nombre, ya que, según ellos, su coraje e ilusión sirven de inspiración al mundo.

Vale, suena a sensiblería barata, pero mucho mejor que la historia pseudotrágica de Roma sí que es. No hay duda.
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