16/1/10

La bolsa de agua caliente

Normalmente la gente tiende a poner cara de sorpresa cuando les cuento que duermo con una bolsa de agua caliente. Es más, aunque hoy en día los chinos tienen de todo, hace cosa de tres o cuatro años eran bastante difíciles de encontrar.


La mayoría tiende a burlarse, pero está científicamente demostrado que el cerebro no es capaz de descansar al mismo nivel con los pies fríos que con los pies a temperatura normal, y yo tengo los pies a unos 3º todo diciembre, enero, febrero y parte de marzo. Me decía X que lo ideal es tener pareja y dormir acurrucados, y le dije que eso es evidente, pero que también podría ser ideal tener una máquina que controle la estación del año a la que te gustaría estar, o un elfo que hiciera masajes en los pies hasta dejarlos calentitos, pero esto no es un cuento de de Walt Disney, y hay que arrimarse a la bolsa que más caliente.

Lo que por lo general no suelo contar es que, una vez mis pies han alcanzado la temperatura de un ser vivo, y la bolsa ha bajado unos grados, empieza a deambular por la cama sin ser yo consciente. A veces acaba en el suelo, pero el 80% de las noches, de algún modo que aún no comprendo, acabo abrazándola en sustitución de la almohada o la pareja de la que hablaba X. Claro que dormir abrazado a algo caliente tiene consecuencias psicológicas y fisiológicas importantes, y he notado auténticos trastornos del sueño. Es el único calificativo que se me ocurre para un sueño que termina en sexo desenfrenado con el feo feísimo de Fernando Alonso.

Por otra parte estoy contento. Por norma general he dejado toda pastilla que tomaba antes, ya el dormir no me causa ansiedad, salvo caso aislado, y las he sustituido todas por una muchísimo más efectiva que las que hasta ahora había tomado.


En la parte negativa diré que hay algo que sí me tiene nervioso, y es que el 26 toca revisión endocrinológica (se dirá así) y me dirán si el tratamiento aquel de las radiaciones dio resultado. Por mi carácter yo diría que no, pero bueno, dejemos que sea un médico quien decida eso por mí.

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